La mostaza es una etiqueta alimentaria obligatoria según el vigor normativo europeo. Toda la planta de la mostaza puede causar reacciones alérgicas: hojas, tallo y semillas.
La alergia alimentaria a la mostaza es más frecuente en las personas adultas, manifestándose en niños en edades muy tempranas.
Es habitual que las personas alérgicas a la mostaza también presenten sensibilidad a alimentos de la misma familia como el nabo, el rábano, la col, coliflor, col de Bruselas, brócoli y repollo. También presentan sensibilidad a otras semillas como la de lino y la de colza, y otros alimentos vegetales que incluyen los frutos secos, frutas rosáceas (melocotones, albarizoques) y legumbres. La alergia a la semilla de la mostaza también se ha relacionado con sensibilidad a algunos pólenes como el de artemisia y ambrosía.
En adultos la alergia a la semilla de mostaza puede ocasionar reacciones alérgicas muy graves pudiendo llegar a la anafilaxia. En los niños, por el contrario, la manifestación alérgena más frecuente suele ser una afectación cutánea, que no suele revestir gravedad.
Como dato curioso, la mostaza también puede dar reacciones sistémicas graves (anafilaxia) cuando se asocia al ejercicio físico. También se ha descrito el síndrome artemisia-mostaza, donde las personas con alergia respiratoria al polen de artemisia, presenta reacciones sistémicas (anafilaxia) o el síndrome de alergia oral tras consumir Mostaza.