La normativa europea actual obliga al etiquetado de todos los alimentos que contengan sulfitos.
Los sulfitos y bisulfitos son sustancias químicas derivadas del azufre y utilizadas como antioxidantes o conservantes. Estas características hace que sean ampliamente usados en productos manipulados como la carne picada para que conserve el color rojo brillante de una carne fresca. También están presentes de manera natural en productos como el vino, donde aparecen durante el proceso de fermentación.
La legislación europea establece la obligación a etiquetar cualquier alimento que contenga sulfitos en concentraciones superiores a 10 mg/kg o 10 mg/l, y estos productos deben ser declarados con el término sulfito o dióxido de azufre (E-220, E-221, E-222, E-223, E-224, E-225, E-226, E-227 y E-228).
Los sulfitos pueden ser responsables en personas con asma de reagudizaciones de su enfermedad. Los alimentos y bebidas que con mayor frecuencia contienen sulfitos son el vino, que contiene sulfitos producidos durante la fermentación, otras bebidas alcohólicas o no alcohólicas envasadas como zumos, mosto y sidra, alimentos envasados, alimentos precocinados, conservas, alimentos ultracongelados y vinagre.
Los síntomas de hipersensibilidad a los sulfitos incluyen desde problemas respiratorios a digestivos y cutáneos. Siendo las personas asmáticas las que suelen tener reacciones alérgicas más graves, incluida la anafilaxis, que debe ser tratada de urgencia por los servicios médicos.